domingo, 3 de abril de 2011

La otra cara de la moneda



El presidiario está internado en la enfermería de la cárcel. Hace casi un mes que no ingiere alimentos, en protesta contra un régimen carcelario que niega los derechos humanos fundamentales.
Contrariamente a lo que puede pensar el lector, este prisionero no es uno de los disidentes cubanos que concitan la indignación de casi todos los medios nacionales. Se trata de uno de los 150 convictos de la provincia de Buenos Aires que llevan adelante esta medida, y que sin embargo, no existen.
Uno  de ellos era el joven Rubén Terzagi, recluido en la unidad Nº 9 de Olmos en La Plata y estudiante universitario de la carrera de periodismo, que falleció a causa del deterioro en su salud por padecer HIV. Al igual que el resto de los adherentes a la medida, reclamaba la derogación de la ley que anuló el 2X1, la eliminación del artículo 14 del código penal que anula la libertad condicional para los reincidentes y la revisión del tiempo máximo de prisión preventiva (3 años y 6 meses en la actualidad).
La aplicación de estas medidas, algunas conocidas como “leyes Blumberg”, no sirvieron para disminuir el delito. Sólo lograron, que la población carcelaria en la provincia trepara a más de 46000 reclusos, contra una capacidad edilicia preparada para algo más de 26000. Esto produjo un deterioro en las condiciones de reclusión, enmarcadas en el hacinamiento.
Lejos de intentar solucionar el problema, las autoridades carcelarias recurrieron al amedrentamiento de los huelguistas, sometiéndolos a supuestos traslados para “quebrarlos” y de ese modo terminar la protesta. Terzagi relató a los organismos de Derechos Humanos, los detalles de  estos simulacros: “el procedimiento siempre era el mismo, a las dos o tres de la mañana, te decían que te vistieras y cargaras tus cosas. Nadie daba explicaciones, te llevaban a los empujones hasta el camión celular y te tenían horas y horas dando vueltas, en completo silencio. Parecía que te iban a llevar al otro extremo de la provincia, el sentimiento de soledad y la lejanía de tus seres queridos, se volvía insoportable. Para colmo, el estado de debilidad por la falta de alimentación, y la neumonía de la que me recuperaba, me hacía más difícil todavía la idea de estar mucho tiempo sin ver a mi familia. Luego de varias horas de paseo, te devolvían al penal, diciéndote que era un traslado que se canceló. A casi todos los huelguistas nos hicieron lo mismo.” Tres días después, Terzagi falleció por una neumonía que se complicó por no guardar el reposo debido.
 En estos días, agrupaciones de derechos humanos, legisladores nacionales y provinciales, se reúnen para encontrar una solución que destrabe el conflicto. 
Para encontrar presos haciendo huelga de hambre no hace falta irse hasta Cuba, con hacer 50 kilómetros hasta La Plata, los grandes medios porteños se encontrarían con lo mismo. El problema, es que eso no sirve para golpear al enemigo ideológico y desnudaría la ineficacia de la “mano dura”, que siempre han defendido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El tema carcelario es bastante complejo. Y mucho es debido a que la sociedad no se preocupa por este. ME causa gracia cunado se ponen feliz por abrir mas y mas carceles, cuando los lógico es que estas se cerraran.
Soy partidario de que si hay mucha gente presa es porque algo en la sociedad no anda, y no soy de los que dicen que el delincuente es la victima de esta sociedad, el delincuente es responsable de sus actos.
Los medios de comunicación ni les interesa estas cosas, se da el caso de Fernando Carrera que hasta es alebosa la falta de justicia y todo sigue así.
Tampoco hay que meter todos en la misma bolsa debe haber penitenciarios (como los hubo) que laburan bien.

Esperemos que todo cambie para mejor.

ArielVM dijo...

Hola Anóninmo, gracias por pasar y comentar. Dostoievski decía que "el grado de civilización de una sociedad se conoce por el de sus prisioneros" y eso lo dijo cuando salió de la cárcel.
Me sumo a sus esperanzas, saludos.